Este articulo nos hace recordar a un par de nuestros buenos profes, cuando llevamos cursos en las noches..... psssssssst
BUMMMM BOMMMMM PLOP!
Testimonio de Mario Munive
Comparto con ustedes el testimonio que, como alumno de la Escuela de Periodismo de la UNMSM durante la década de los ochenta, escribió el periodista Mario Munive. Este testimonio se publicó en La República en la edición del 9 de mayo del 2007, con motivo del aniversario de San Marcos.
Una clase con Quijano
Mario Munive
Veinticinco años atrás San Marcos bullía en medio de la mayor efervescencia política de su historia. La izquierda legal era un archipiélago de tribus que empezaba a confrontar (sin éxito) la prédica de Sendero Luminoso.
Por supuesto que no era grato estudiar en ese ambiente, enrarecido por el fanatismo de una secta de alucinados, pero en medio de ese clima en la escuela de periodismo recuerdo clases que fueron para mí lecciones de vida.
Una noche de verano, sería 1983, Aníbal Quijano contaba detalles de cómo la radio había cambiado la vida cotidiana de los norteamericanos en los años treinta. Lo seguíamos con atención cuando se escuchó el primer estruendo de la dinamita en los extramuros de la Ciudad Universitaria. En menos de diez segundos hubo otros dos bombazos que nos cubrieron de sombras.
La luz se fue de pronto, pero Quijano seguía allí. Imperturbable. Apenas un respiro, y continuó con esa exposición (magistral) que ningún senderista le podía estropear, y que ninguno de nosotros se quería perder. Así nos dieron las diez de la noche y Quijano prometió continuar el viernes con la historia de Orson Welles y la travesura radial de “La guerra de los mundos”. Esa clase, a ratos estremecida por el sonido de la bala o la letanía senderista que subía amenazante desde el Patio de Letras, dictada en medio de un apagón, pero iluminada por la convicción de un maestro, puede dar una idea de la experiencia extraordinaria que fue para mí estudiar en San Marcos.
Por supuesto que no era grato estudiar en ese ambiente, enrarecido por el fanatismo de una secta de alucinados, pero en medio de ese clima en la escuela de periodismo recuerdo clases que fueron para mí lecciones de vida.
Una noche de verano, sería 1983, Aníbal Quijano contaba detalles de cómo la radio había cambiado la vida cotidiana de los norteamericanos en los años treinta. Lo seguíamos con atención cuando se escuchó el primer estruendo de la dinamita en los extramuros de la Ciudad Universitaria. En menos de diez segundos hubo otros dos bombazos que nos cubrieron de sombras.
La luz se fue de pronto, pero Quijano seguía allí. Imperturbable. Apenas un respiro, y continuó con esa exposición (magistral) que ningún senderista le podía estropear, y que ninguno de nosotros se quería perder. Así nos dieron las diez de la noche y Quijano prometió continuar el viernes con la historia de Orson Welles y la travesura radial de “La guerra de los mundos”. Esa clase, a ratos estremecida por el sonido de la bala o la letanía senderista que subía amenazante desde el Patio de Letras, dictada en medio de un apagón, pero iluminada por la convicción de un maestro, puede dar una idea de la experiencia extraordinaria que fue para mí estudiar en San Marcos.
En 1983 la mayoría de incursiones de SL a la UNMSM se hacían por piquetes que, aprovechando noches de apagón en Lima, daban discursos en el patio de Letras, en Derecho o en la escalinata de Economía.
Ya entre 1988-1992 el PCP-SL tenía un mayor nivel de crecimiento horizontal entre la masa estudiantil, guardando un perfil bajo, manteniendo sus pizarras en cada facultad y haciendo pintas de madrugada. Como no estaban interesados en la lucha por los gremios, no participaban directamente en los enfrentamientos armados entre estudiantes.